
Esta frase me gusta por que es aplicable a la mayoría de los procesos de la vida cotidiana y a algunos más profundos incluso, como la personalidad, la amistad, el amor o el sexo. Muchas veces el proceso es lo que realmente nos realiza, aunque no seamos conscientes de ello ya que vemos el triunfo en el resultado que en general dura entre poco y nada, quedando con suerte en el recuerdo y con menos fortuna en el olvido.
Recuerdo bien que cuando era pequeña me encantaba montar cosas, montar los play mobil, montar los pin y pon, montar el mercado o la cocina...tardaba horas hasta dejarlo todo perfecto, pero cuando terminaba no me apetecía jugar. Sólo quería verlo terminado, me encantaba esa imagen que todavía recuerdo, pero entonces perdía todo su sentido.
A día de hoy me pasa con otras cosas, una super receta por ejemplo, ¿cuánto tardas en hacerla? puedes tardar horas incluso (un cocido hecho a fuego lento en un horno de leña...mmm) y ¿cuánto tardas en comértela? unos minutos, claro que después viene la digestión y tal...podría poner más ejemplos pero la conclusión es que deberíamos ser capaces de recrearnos y disfrutar del proceso, que puede ser mucho mejor y hacernos más felices que un efímero resultado de unos minutos, incluso segundos si hablamos del sexo...
De ahora en adelante me repetiré en cada proceso que comience: Relájate y disfruta, que el fin ya llegará.
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